Hace unos días hablaba con una amiga sobre David Lynch. Era inevitable. Nada mas conocerse la noticia de su muerte las redes sociales se inundaron de imágenes sobre él y su obra. Casi todas las personas que le adoramos lo hicimos. Pero en mi caso, necesité tiempo. Vivimos a un ritmo frenético de noticias que cada día se pisan unas a otras, silenciando las anteriores, como si no hubiesen existido. Así que, tengo una cruzada personal contra la inmediatez y lo fugaz. Afortunadamente, el legado de David Lynch permanece y es un refugio al que podemos acudir siempre que lo necesitemos.
Por eso, tal vez estas palabras carezcan de interés a estas alturas, pero tienen mucho sentido por algo sobre lo que he estado profundizando en estos últimos meses: los artistas creadores de universos propios e independientes. Escritores y directores que son capaces de idear un espacio único, en el que las imágenes son tan importantes como la música, creando atmósferas hipnóticas. Son pocos, pero a la cabeza está David Lynch.
Cuando en 2017 Lynch nos sorprendió con la tercera temporada de «Twin Peaks: The Return» tras mas de diez años, desde la anterior, escribí una entrada en este blog titulada: «El universo musical de David Lynch». Pensé que, seguramente a los amantes de «Twin Peaks» les sorprendiese el giro, pero estaba segura de que, para los devotos Lynch, sería una bendición. Aun recuerdo la emoción con la que esperaba que llegase el final de cada capítulo, cuando se abrían las cortinas de «The Roadhouse» o «The Bang, Bang Bar» y sobre el escenario aparecía el grupo que David había seleccionado para esa ocasión, regalándonos una actuación sorprendente. De esta forma, con cada episodio fui conociendo artistas que, en la mayoría de los casos, escuchaba por primera vez, como:
The Cactus Blossoms, con «Mississippi»:

Lissie con «Wild West»:
Sharon Van Etten y el precioso tema «Tarifa»:
Au Revoir Simone, favoritas de Lynch, que aparecen en dos episodios con «Lark»:
Y «A Violent Yet Flammable World»:
Chromatics, otros que también repiten en varios episodios, con «Saturday»:
Y mi favorita: «Shadow»
Aunque desgraciadamente el grupo se separó unos años después.
Hay viejos conocidos como Eddie Vedder, que nos deleitó con: «Out of Sand»:
Y la mítica Julee Cruise, que reaparece en Twin Peaks con el tema: «The World Spins»:

La música está presente a lo largo de la serie, como si fuese un personaje más. Hay una composición Se al piano del fiel Angelo Badalamenti en un capítulo en Las Vegas, o incluso una actuación de Riley Lynch y su banda «Trouble»:

Mi interés rayó en la obsesión y estos temas se convirtieron en banda sonora diaria durante bastante tiempo. Eran como un himno. Os invito a que veáis los vídeos que he podido rescatar con maestro de ceremonias incluido en «The Roadhouse». Seguro que así comprenderéis mi pequeño vicio.
A Lynch, le debo muchas cosas, pero la más importante es la creación de un lugar secreto al que puedo acudir en busca de la felicidad. Y sobre todo, haber conseguido estimular mi imaginación y curiosidad que, con los años se han vuelto mas quebradizas. Lo que parecía irrecuperable, regresa siete años después, recordándome que hay universos que siguen ahí, esperándome.
Hoy he vuelto a escuchar a los «Chromatics» y viajar con ellos, danzando al ritmo de «Shadow», sumergiéndome en un espacio sensorial rojo, negro y blanco, cargado de susurros e imágenes caprichosas. Se que, tarde o temprano desperteré, pero también se que puedo volver a invocar a David Lynch, y comenzar otro sueño más, cuando escuche un nuevo tema en «The Bang, Bang Bar».
Autora: Patricia Bernardo. © 2025.
2 comentarios
La mejor respuesta que te puedo dar después de sumergirme en esta nueva entrada es, que por tu esencia corre esa pasión artística familiar, que es imposible ocultar y que trasmites en cada palabra.
Bravo Patricia
¡Gracias, Conchi! Es una suerte pertenecer a una familia con tanta pasión.